30 de junio de 2009

Capítulo 8: La niña de las lágrimas grises

La gente pasaba por su lado sin percatarse de lo que ocurría.
Todos la rozaban al pasar: sus padres, sus amigos, su novio...
Pero nadie se dio cuenta de que la chica que estaba tirada en el suelo, con lágrimas grises en las mejillas, no respiraba.
Nadie se fijo en que, aunque su cuerpo sí lo hacía, su espíritu había dejado de respirar desde hacía unos días. Desde que había comenzado a encontrarse sola y triste.
Pero nadie lo había visto. Nadie se había percatado de que la pobre niña de las lágrimas grises sufría. Porque el gris es un color discreto en el que sólo se fijan unas pocas personas y el color gris de sus lágrimas había pasado desapercibido para todos los que la rodeaban.
Ella había intentado seguir siendo como siempre a pesar del dolor que sentía y, sin embargo, hacía unas pocas horas que aquella chica había caído al suelo y se había despedido de su alma... y nadie se había dado cuenta.
Y ahora, viviría sin el espíritu que siempre la había guiado.
Ahora viviría estando muerta por dentro, porque sus lágrimas grises no habían sido lo suficientemente numerosas como para liberar su pena.

Me voy doce días. Seguramente tardaré algo más de tiempo en pasarme por aquí, por todo eso de las vacaciones y los días de verano.
Quería dejaros la historia de la niña de las lágrimas grises para que eviteis que le pase eso a nadie que conozcais.
No dejeis que la pena consuma a nadie, porque entonces toda su vida habrá sido en vano.

Juglaresa

2 comentarios:

  1. preciosa, has escrito una verdad que muy pocas personas son capaces de plasmar y/o reconocer..
    ojala todos nos diésemos cuenta y adyudásemos a tod@s los niños y niñas de lágrimas grises..

    un besote gapa!

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  2. pero es ciertas la metáfora del gris.
    la gente es más capaz de ver el blanco o el negro.
    por eso nadie vio su tristeza.

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